viernes, 2 de septiembre de 2011

Arrancad las semillas, fusilad a los niños


  • Título original: Memushiri kouchi
  • Escritor: Kenzaburo Oé
  • Año: 1958
  • País: Japón
  • Género: Narrativa. Drama.

Antes de empezar, como a veces suelo hacer, os dejo una pista de audio para que escuchéis mientras leéis.


Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial, en un Japón más bien pobre y hostil.
La historia gira en torno a un grupo de niños que parten de un correccional hacia un pueblo de acogida debido a los constantes bombardeos americanos sobre el territorio japonés. 

Durante su viaje a pie de varias jornadas serán víctimas del desprecio del campesinado japonés y de los diferentes habitantes de las poblaciones por las que pasan, un desprecio que desencadena en insultos y palizas para todo aquel que intenta escapar a través de sus tierras.
Todo esto se hará patente cuando por fin lleguen a su destino, en el que tras unos días serán abandonados a su suerte y aislados completamente a golpe de rifle por la declaración de una supuesta epidemia. Allí tendrán que sobrevivir formando una pequeña sociedad con el constante miedo al contagio y al regreso del pueblo y las consecuencias que ellos conllevará.


Fundamentalmente es una historia de muerte, pero también de esperanza, fraternidad, ya que todos los niños conforman una gran unidad, y mientras sigan juntos podrán sobrevivir.



Un retrato de una sociedad muy reprimida tanto antes de la revolución Meiji, por parte de los terratenientes, como después de ella, por parte de un gobierno totalitarista. Así podremos observar el rencor y la maldad en los oscuros corazones de los campesinos, que al ser oprimidos por diversas fuentes, no dudarán un segundo en  aplastar y humillar a los que están por debajo tal y como lo han hecho previamente con ellos.


Es aquí donde radica el rencor hacia estos niños, que en sus propias palabras, no son más que un lastre para la sociedad, unos parásitos que hay que corregir o erradicar y que poco importa la edad, pues la "maldad" que ellos definen hay que arrancarla desde la semilla. Todo por el deber y la obediencia, maximas de la cultura japonesa desde los tiempos de los "nobles" samuráis.


Una sociedad campesina muy cerrada y que aun cree vivir en los tiempos del shogunato, tan alejada de las ciudades y centros urbanos, y  que conforman unas redes muy cerradas a través de todos y cada uno de ellos en las que se puede ocultar cualquier cosa a ojos del mundo si ellos así lo deciden, pues si ellos lo ocultan y como grupo construyen la “verdad” no les será cuestionada por mucho que unos delincuentes juveniles lo intenten negar.

Por otro lado están estos niños que ante todo intentan sobrevivir en un mundo que les es hostil y peligroso, en el que a pesar de ser tan solo niños, serán tratados peor que animales, como si de un grupo de parias infectados por la peor de las epidemias se tratase.

Así sentiremos su impotencia ante la realidad y las situaciones tan desesperadas a las que se llegan a enfrentar por conseguir su preciada libertad, hasta el punto de jugarse la vida por intentar escapar del grupo. Con todo se puede observar un atisbo de esperanza en cada uno de ellos como su propia autodefensa contra el mundo, y así dependerán unos de otros con el fin de protegerse y sobrevivir.






La primera novela del aclamado escritor japonés Kenzaburo Oe se muestra realista y mordaz, llena de sentimientos y muy dura.

Una lectura muy recomendable que pondrá los pelos de punta a cualquiera que se atreva a navegar por sus páginas.



3 comentarios:

  1. La última vez que leí a Kenzaburo Oé, me ocurrió algo que jamás me había ocurrido antes: me dejé el libro a la mitad, porque no lo soportaba más. Era "Salto mortal". Pero ahora me acabas de picar, porque esta novela tiene una pinta estupenda y el tema se ve fuertecito e interesante. Creo que voy a darle otra oportunidad a Kenzaburo.

    ResponderEliminar
  2. Si puedes léelo, no te arrepentirás, además, es bastante breve y se lee muy rápido, así que no creo que te aburra su estilo, aunque también es cierto que estoy tan acostumbrado al ritmo narrativo japonés que casi nunca se me hacen pesadas estas cosas.

    De todas formas, lo tienes en la biblioteca de San Blas, así que no tienes escusa para no leerlo.

    ResponderEliminar
  3. Hasta le fecha no he leído nada de Oé, pero me has abierto el apetito de hacerlo.

    Saludos.

    ResponderEliminar