lunes, 26 de septiembre de 2011

Prototype


  • Título original: Prototype
  • Desarrolladora: Radical Entertainment
  • Distribuidora: Activision
  • Año: 2009
  • País: USA
  • Plataforma: PC, PS3, Xbox360

Alex Mercer no es el típico superhéroe que lleva los calzoncillos por fuera y salva a la chica, es más, ni siquiera es un superhéroe, más bien se podría decir que es un villano, pues conscientemente o no él es el responsable de casi la total destrución de Manhattan y la muerte de miles de sus habitantes.

Nos encontramos en una morgue, y un par de forenses están apunto de realizarnos la autopsia cuando de pronto el supuesto cadáver se despierta, totalmente desorientado y sin saber absolutamente nada de su persona o de lo que está pasando. Al intentar escapar, Alex será acorralado y fusilado por un grupo de militares. Pero parece que ese no es el fin de Mercer, pues se levanta de nuevo y saltando la verja de seguridad de casi dos metros como si nada, consigue escapar del complejo Gentex.


Tras una dura persecución por las calles y rascacielos de Manhattan al final Mercer es atrapado por uno de los soldados de la BlackWatch, pero, para sorpresa de Mercer, él mismo consigue asesinarle y “consumirle”, es decir, lo absorbe para sí consiguiendo todos los recuerdos del soldado y pudiendo transformarse físicamente en él.
Mientras tanto, un extraño brote que transforma a la gente en zombies ha empezado a surgir en Manhattan, y parece ser que tú eres el responsable.

Con una amnesia total, Mercer empezará a investigar todos los detalles que le han llevado a convertirse en un monstruo y a acabar con los que intentan darle caza para tapar sus trapos sucios.
Esta es una historia de venganza, en la que nuestro protagonista se haya en una guerra entre dos frentes en la que ambos querrán darle caza y acabar con él, y en la que se verán envueltos los casi dos millones de habitantes de la isla, puesta en cuarentena desde el primer indicio de brote.

Esta interesante trama es sin duda uno de los puntos fuertes de este juego, junto con la versatilidad de los poderes de Alex Mercer, que le permiten saltar de edificio en edificio sin tocar el suelo, transformarse en cualquier individuo que haya absorbido previamente, imitando desde físico, ropa, voz hasta adquirir sus conocimientos y recuerdos. También puede transformar cualquier parte de su cuerpo en cualquier arma orgánica, ya sean unas afiladas garras o una cuchilla que imita una espada, entre otras muchas.

Sus habilidades para la infiltración le convierten en un enemigo para la seguridad, capaz de introducirse en bases militares y robar cualquier arma o vehículo, tan solo hace falta que consuma al piloto de un tanque, por ejemplo,  para que él mismo sea capaz de pilotar uno tan bien como lo haría el piloto original.


Otro de sus puntos fuertes es el realismo de Nueva York, que está perfectamente retratada así como sus habitantes y sus reacciones, muy creíbles todas ellas. 
Así podemos observar el caos reinante en las zonas infectadas, como los coches huyen de los muertos, hasta marcha atrás y arrasando con todo a su paso. Se puede ver  como el pánico cunde con facilidad, así como en las zonas “seguras”, en donde en ocasiones hay algún infectado que todavía no ha sufrido la transformación y empieza a toser sangre, vemos como todo el mundo huye de allí.

También veremos los puentes de la ciudad, donde se han instalado controles con grandes muros y torretas, así como tanques y multitud de soldados para evitar que nadie salga de la ciudad. Si nos quedamos observando veremos como la desesperación de algunos los lleva a enfrentarse a los soldados y como estos responden con una lluvia de metralla sobre todos los que estén a tiro, o como los infectados llegan hasta él arrinconando a los supervivientes contra la barricada, lo que lleva a la desesperación y a todo tipo de acciones.

Multitud de anécdotas se podrían contar de este juego, pero lo mejor es que todo aquel que tenga la oportunidad lo pruebe y juzgue por sí mismo.

Como es costumbre os dejo la intro del juego para que veáis un poco lo que os podéis encontrar y lo espectacular que es, muy recomendable.


viernes, 2 de septiembre de 2011

Arrancad las semillas, fusilad a los niños


  • Título original: Memushiri kouchi
  • Escritor: Kenzaburo Oé
  • Año: 1958
  • País: Japón
  • Género: Narrativa. Drama.

Antes de empezar, como a veces suelo hacer, os dejo una pista de audio para que escuchéis mientras leéis.


Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial, en un Japón más bien pobre y hostil.
La historia gira en torno a un grupo de niños que parten de un correccional hacia un pueblo de acogida debido a los constantes bombardeos americanos sobre el territorio japonés. 

Durante su viaje a pie de varias jornadas serán víctimas del desprecio del campesinado japonés y de los diferentes habitantes de las poblaciones por las que pasan, un desprecio que desencadena en insultos y palizas para todo aquel que intenta escapar a través de sus tierras.
Todo esto se hará patente cuando por fin lleguen a su destino, en el que tras unos días serán abandonados a su suerte y aislados completamente a golpe de rifle por la declaración de una supuesta epidemia. Allí tendrán que sobrevivir formando una pequeña sociedad con el constante miedo al contagio y al regreso del pueblo y las consecuencias que ellos conllevará.


Fundamentalmente es una historia de muerte, pero también de esperanza, fraternidad, ya que todos los niños conforman una gran unidad, y mientras sigan juntos podrán sobrevivir.



Un retrato de una sociedad muy reprimida tanto antes de la revolución Meiji, por parte de los terratenientes, como después de ella, por parte de un gobierno totalitarista. Así podremos observar el rencor y la maldad en los oscuros corazones de los campesinos, que al ser oprimidos por diversas fuentes, no dudarán un segundo en  aplastar y humillar a los que están por debajo tal y como lo han hecho previamente con ellos.


Es aquí donde radica el rencor hacia estos niños, que en sus propias palabras, no son más que un lastre para la sociedad, unos parásitos que hay que corregir o erradicar y que poco importa la edad, pues la "maldad" que ellos definen hay que arrancarla desde la semilla. Todo por el deber y la obediencia, maximas de la cultura japonesa desde los tiempos de los "nobles" samuráis.


Una sociedad campesina muy cerrada y que aun cree vivir en los tiempos del shogunato, tan alejada de las ciudades y centros urbanos, y  que conforman unas redes muy cerradas a través de todos y cada uno de ellos en las que se puede ocultar cualquier cosa a ojos del mundo si ellos así lo deciden, pues si ellos lo ocultan y como grupo construyen la “verdad” no les será cuestionada por mucho que unos delincuentes juveniles lo intenten negar.

Por otro lado están estos niños que ante todo intentan sobrevivir en un mundo que les es hostil y peligroso, en el que a pesar de ser tan solo niños, serán tratados peor que animales, como si de un grupo de parias infectados por la peor de las epidemias se tratase.

Así sentiremos su impotencia ante la realidad y las situaciones tan desesperadas a las que se llegan a enfrentar por conseguir su preciada libertad, hasta el punto de jugarse la vida por intentar escapar del grupo. Con todo se puede observar un atisbo de esperanza en cada uno de ellos como su propia autodefensa contra el mundo, y así dependerán unos de otros con el fin de protegerse y sobrevivir.






La primera novela del aclamado escritor japonés Kenzaburo Oe se muestra realista y mordaz, llena de sentimientos y muy dura.

Una lectura muy recomendable que pondrá los pelos de punta a cualquiera que se atreva a navegar por sus páginas.



Picnic


  • Título original: Pikunikku 
  • Director: Shunji Iwai
  • Año: 1996
  • País: Japón
  • Género: Drama. Aventuras.

Siguiendo con las películas del actor nipón Tadanobu Asano y tras dos películas no muy buenas llegamos a una de las grandes, y curiosamente dirigida por el mismo director de la primera de ellas, Fried Dragon Fish, el cual demuestra que tras unos inicios algo cutres empieza a dirigir películas de mayor nivel.

La historia narra las “aventuras” de tres jóvenes pacientes de un psiquiátrico, que creyendo que el mundo se va a acabar ese mismo día deciden escaparse de allí para realizar un picnic mientras contemplan el final. 
Lo más curioso es que consiguen escapar del lugar sin incumplir las normas del mismo, pues según les han dicho no les permiten pasar el muro, y ellos saldrán de allí sin pasarlo, caminando sobre él, y yendo de muro en muro atravesando la pequeña ciudad en la que habitan, un mundo desconocido 
para ellos.

Con este planteamiento tan original seguiremos el estelar paso de unos personajes muy bien caracterizados (entre ellos Tadanobu Asano), bastante complejos y únicos, cada uno con sus miedos e inquietudes.

La curiosa travesía, a pesar de ser algo simple y nimio, para ellos se presentará como una verdadera aventura con cierta magia, pues el hecho de que vayan caminando por encima de los diferentes muros por miedo a tocar el suelo firme y las posibles consecuencias que pueda acarrear, le aporta un toque inocente no exento de cierta magia. Todo ello para llegar a un clímax sobrecogedor a la par que espectacular por su belleza intrínseca y sus metáforas visuales.

Una gran película apta para cualquier tipo de espectador, muy recomendable.


Lo mejor: 
  • La idea de que todo está conectado a través de un muro y el hecho de que el mismo muro que les privaba de la libertad es aquel que se la otorga posteriormente.
  • Con tan solo 72 minutos de metraje es imposible que los detractores del cine oriental se aburran.
  • Los personajes, perfectamente construidos.
  • La interpretación de Tadanobu Asano vuelve a ser magnífica.
  • La fotografía es sublime, tanto por sus planos como por el tratamiento de la luz.

Lo peor:
  • Que su procedencia impida que llegue a un público mayor, ya que creo que ni siquiera fue doblada.